Conocido
también como Palo de lluvia o Cascada. Es un instrumento de percusión cilíndrico,
construido, artesanalmente, con el leño seco y vacío del Quisco o Cactus
(conocido, popularmente, en la región de Coquimbo, como normata u hormata).
Suele
medir entre 30 a 60 cm de largo, con un diámetro de 8 a 10 cm. Se fabrica atravesando
las espinas del mismo en toda su extensión, formando una espiral. Se le
introduce algunas semillas de espino, arroz o piedrecillas, sellando ambos
extremos. Al agitarlo o invertirlo, las pepitas y piedrecillas, en su
desplazamiento, chocan con las espinas generando un sonido semejante a la
lluvia.
El
origen de este instrumento es un misterio: se le atribuye a México, Perú, Chile
y África occidental.
- En el norte de México, a principios de 1900, se le conoce como campana tubular, pero, con características propias de palo de agua, recién se introduce a la música mexicana, en los 60’s.
- En excavaciones arqueológicas, a lo largo de la costa peruana, se han encontrado vestigios de este instrumento.
- En la región de Coquimbo, en el norte verde chileno, se cuenta que es utilizado por el pueblo Diaguita, en ceremonias sagradas, para invocar la lluvia en tiempos de sequía; aunque no existen menciones de este instrumento en su historia.
- Un relato más reciente, menciona a un percusionista chileno, conocido como el “Viejo Pancho”, quien, en los 60’s, luego de haber recorrido medio mundo, se establece en la región de Coquimbo y en un sueño visualiza este instrumento, fabricándolo con el palo hueco de un cactus seco.
- Otra teoría es que fue creado por esclavos africanos en América del Norte, imitando las campanas tubulares de África occidental.
También
se emplea en terapias de relajamiento, por el sonido anti estrés que produce.
El
ecuatoriano Leo Rojas, lo hace famoso en Europa, al ganar, en 2011, el primer
lugar en un concurso de talentos de la TV alemana, “Das super talent”, en el
que interpreta temas musicales con Quena, Toya y Palo de agua.
Colombia
posee su propio estilo de música andina basado en el palo de agua e
instrumentos de cuerda.
Según
una leyenda, su sonido posee poderes espirituales. Por tal creencia, es el
instrumento principal en serenatas a los dioses de la lluvia, que realizan, en
la actualidad, los descendientes del pueblo Diaguita del Valle de Elqui.
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