La
calabaza fue añadida después, tiene su origen en los países escandinavos y
luego regresó a Europa y al resto de América gracias a la colonización cultural
de los medios de comunicación y películas importadas.
En
los últimos años, comienza a hacer furor entre los quinceañeros mediterráneos y
latinoamericanos, que olvidan sus propias y ricas tradiciones, para adoptar la
hueca calabaza iluminada.
En Halloween (de alhallow´s eve), literalmente la víspera de todos los santos, la leyenda anglosajona dice que es fácil ver brujas y fantasmas.
Los niños se disfrazan y van (con una vela introducida en una calabaza vacía en la que se hacen incisiones para formar una calavera) de casa en casa. Cuando se abre la puerta gritan: “trick or treat” (broma o regalo) para indicar que harán una broma a quien no les dé golosinas o dinero.
En Halloween (de alhallow´s eve), literalmente la víspera de todos los santos, la leyenda anglosajona dice que es fácil ver brujas y fantasmas.
Los niños se disfrazan y van (con una vela introducida en una calabaza vacía en la que se hacen incisiones para formar una calavera) de casa en casa. Cuando se abre la puerta gritan: “trick or treat” (broma o regalo) para indicar que harán una broma a quien no les dé golosinas o dinero.
Una
antigua leyenda irlandesa narra que la calabaza iluminada sería la cara de un
tal Jack O´lantern, que, en la noche de
todos los santos, invitó al diablo a beber en su casa, fingiéndose un buen
cristiano. Como era un hombre disoluto, acabó en el infierno.
Con
la llegada del cristianismo, mientras en los países anglosajones tomaba forma
la procesión de los niños disfrazados pidiendo de puerta en puerta con el farol
en forma de calavera, en los mediterráneos se extendían otras costumbres
ligadas al 1 y 2 de noviembre.
En
muchos pueblos españoles existe una tradición de ir de puerta en puerta
tocando, cantando y pidiendo dinero para las “ánimas del purgatorio”.
Hoy
en día, aunque menos que antaño, se siguen visitando los cementerios, se
arreglan las tumbas con flores, se recuerda a los familiares difuntos y se reza
por ellos; en las casas se hablaba de la familia, de todos los vivos y de los
que habían pasado a otra vida y se consumían dulces especiales, que perduran
para la ocasión, como en España los buñuelos o los huesos de santo.
Mientras
tanto, al otro lado del océano y al sur de Estados Unidos, la tradición
católica llevada por españoles y portugueses se teñía de color propio en cada
país americano, mezclada con los ritos locales pre coloniales y al folclore del
lugar.
Seguramente en Galicia se unen dos tradiciones: la celta y la católica,
por lo que es esta la región de España en la que más perdura la tradición del recuerdo
de los muertos, las ánimas del purgatorio, muy unidas al folclore local, y las
leyendas sobre apariciones y fantasmas.
En
toda España perdura una costumbre sacrosanta que se ha introducido en los
hábitos culturales: la de representar en esta fecha alguna obra de teatro
ligada al mito de don Juan Tenorio.
Fue precisamente este personaje, “el
burlador de Sevilla o el convidado de piedra”, creado por el fraile mercedario
y dramaturgo español Tirso de Molina, el que se atrevió a ir al cementerio, en
esta noche, a conjurar las almas de quienes habían sido víctimas de su
espada o de su posesividad egoísta.
En
todas estas representaciones ritos y recuerdos pervive un deseo inconsciente, y
más bien pagano, de exorcizar el miedo a la muerte, sustraerse a su angustia.
El mito antiguo del retorno de los muertos, se ha convertido hoy en fantasmas con efectos especiales en los filmes de terror.
El mito antiguo del retorno de los muertos, se ha convertido hoy en fantasmas con efectos especiales en los filmes de terror.
Una
cultura de consumo que propicia y aprovecha las oportunidades para hacer
negocio, sin importar cómo, Hollywood
ha contribuido a la difusión de Halloween con una serie de películas en las
cuales la violencia gráfica y los asesinatos crean en el espectador un estado
morboso de angustia y ansiedad. Estas películas son vistas por
adultos y niños, creando, en estos últimos, miedo y una idea errónea de la
realidad.
El
Halloween hoy es, sobre todo, un gran negocio. Máscaras, disfraces, dulces,
maquillaje y demás artículos, son un motor más que suficiente para que algunos
comerciantes fomenten el “consumo del terror”. Se busca, además, favorecer la
imitación de las costumbres norteamericanas por considerarse que esto está bien
porque este país tiene chapa de “superior”. P. Juan Debesa Castro
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