No
es que en nuestra era “a.i.” (Antes de internet) no hayan existido.
Siempre estuvieron ahí, en sus atormentadas trincheras, estratégicamente
camuflados. Las redes sociales les permitieron emerger y lo hicieron con mayúsculas,
horrorosas faltas de ortografía y se convirtieron en una epidemia cibernética.
Petulantes
profetas del odio implacable, a quienes el éxito, lo positivo o alegría del prójimo
les genera bilis comatosa y, con o sin motivos, desatan su cosmos de blasfemias
sin sentido.
Son
los anti sistémicos encapuchados del espacio virtual. Los gringos los apodaron HATERS
(odiadores). En psicología se
les denomina cínicos hostiles.
Nunca
sabremos quienes son, porque se ocultan, como vulgares gallinas, en cuentas
falsas con nicks insultantes: ValeskaYampa,
SoyBacánYqué o ErisunWeonPenca, aunque la mayoría utiliza el cobarde ANONIMO, para intervenir, donde sea, con
sus habituales críticas lacerantes.
El
claro objetivo de estos arrogantes, tiranos y perturbados personajes, es
inundar internet de cicuta. Para ellos, lo único merecen quienes escriben blogs,
suben videos, opinan en noticias y dialogan en foros, es un dinamitazo.
Cual
pigmeos selváticos, dirigen sus sarcásticos dardos envenenados hacia un
cantante, actor o grupo musical, otros se concentran en páginas o notas del
ámbito futbolístico, político, algunos en el patriotismo exacerbado, series de
TV, dibujos animados, y hasta se pueden ir en contra de la Madre Teresa, del
Viejo pascuero o de la Caperucita roja, da lo mismo, hay hater para todo.
No
importa lo que escribas, grabes u opines, ellos estarán siempre ahí, como un
cocodrilo hambriento, sumergido en un pantano, esperando que aparezca su presa,
para darte un tarascón con sus resentidos argumentos e improperios.
Estudian,
escudriñan y desmenuzan todo, para decirte dónde te equivocaste, te iluminan
con su sabiduría infalible de título honoris
causa de la Wikipedia University,
te aclaran dudas, te dan consejos, te ponen la manito hacia abajo y por último,
te dejan un regalito de lo mejor que saben hacer: insultARTE.
¿Cómo
combatirlos? : Sencillamente, ignorándolos. Si alguien no da la cara, no vale
la pena molestarse en responderle. En un altercado, el silencio es el recurso
más cruel y efectivo para neutralizar a un adversario y no hay nada más
frustrante para un hater que su toxina
no tenga feed-back.
A
todos los haters dispersos por la red, les propondría una odiosidad de utilidad
pública: que todo ese negativismo acumulado lo orienten hacia una finalidad positiva
y tangible, que dirijan sus saetas emponzoñadas hacia personas que generan
situaciones que todos odiamos: guerras, discriminación, bombazos, contaminación,
politiquería, corrupción, nepotismo, farándula, consumismo, borrachos
manejando, maltrato animal, en fin…hay bastante para odiar, y si nos unimos en
una cofradía odiadora, manifestando nuestro malestar a sujetos, empresas, gobiernos
o instituciones pertinentes, podríamos revertir muchísimas lamentables
realidades en nuestra sociedad.
Si,
ya sé, al redactar este artículo me he convertido en uno de ellos. Me declaro hater de los haters.
2 comentarios:
Qué agradable sorpresa he tenido al leer este interesante y agudo texto. Hay profundas observaciones. Felicitaciones. Un saludo cordial desde Coliumo, Tomé.
Hola José: Gracias por tus palabras. Sobre todo por leerme y estar de acuerdo conmigo en lo que escribo. Un abrazo de Diaguita. Memo
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