La
tradición de los Bomberos de Chile, de realizar los funerales de noche, nace en
Valparaíso, a finales del segundo mandato del Presidente Manuel Montt, cuando el
país vive una crisis política conocida como la “Guerra civil de 1859”.
En
ese ambiente de conflictos, en el que surgen manifestaciones ciudadanas en
contra de un gobierno dictador, los voluntarios de la 3ª Compañía de Bomberos
de Valparaíso son considerados antigobiernistas, debido a que su Director, don
Ángel Custodio Gallo Goyenechea, quien también es Diputado por Valparaíso, es
hermano de uno de los líderes más destacados de la rebelión: don Pedro León
Gallo Goyenechea.
El
12 de abril de 1859, en la 3ª Compañía, lamentan la muerte del voluntario
Domingo Segundo Espiñeira. Desgraciadamente, en esos días, los “tercerinos” se encuentran sin Director
y su plana mayor, porque, don Ángel Custodio, así como el capitán Juan J.
Rodríguez y el Teniente Manuel A. del Rio, en una protesta callejera, habían
sido arrestados. Otros oficiales debieron ocultarse o autoexiliarse, como hace
el Secretario, don Octavio González Raimundis, quien escapa hacia el Perú.
Las
autoridades del puerto niegan el permiso para realizar las exequias, por
considerar que un funeral es un acto público masivo. De ellos mismos surge la propuesta:
“entiérrenlo de noche”, para evitar problemas.
A
la una de la madrugada, en pleno toque de queda, los voluntarios de la 3ª Compañía de Bomberos de
Valparaíso, dan inicio al cortejo fúnebre de su compañero, alumbrados con
antorchas, naciendo así una tradición que perdura, desde hace más de ciento
cincuenta años, en los Bomberos de Chile.
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