La palabra deriva de talabarte:
cincha, cinturón o correa de cuero, utilizada, antiguamente, por los soldados, para
portar la espada, el sable o los cartuchos; la que también se conoce como guarnición.
La talabartería o guarnicionería, es el arte, milenario, que define la elaboración
de artículos de cuero; palabra que también identifica a los establecimientos
que ofrecen accesorios ecuestres, marroquinería y una amplia variedad de
artículos afines.
La materia prima del talabartero es el cuero, obtenido de la capa de
tejido que recubre a los animales, que tiene propiedades de resistencia y
flexibilidad apropiadas para su manipulación y posterior fabricación de los
artículos.
Esta piel es separada, cuidadosamente, del cuerpo del animal, eliminándole
el pelo o lana (salvo en los casos en que se quiera conservar esta cobertura
pilosa en el resultado final) y, posteriormente, es sometida a un proceso de
curtido, que consiste en remojarlo con agua, sal y piedra lumbre, con el objeto
ablandar y, posteriormente, eliminar restos de carne o grasa, para dejarlo
totalmente limpio y evitar su descomposición.
Según los entendidos, la piel de cualquier animal es factible de
utilizar para estos fines, pero, los más usados son: bovinos, caprinos, porcinos,
equinos, aves, reptiles y peces.
Uno de los artículos emblemáticos de los talabarteros es la montura,
que ya casi no se utiliza, porque los campesinos han reemplazado el caballo
por la moto, pero, hay corraleros,
agricultores y miembros de clubes de
huasos, que aún conservan la tradición de ir montados a caballo.
Las primeras monturas aparecen hace unos 4.000 años, cuando se
colocaban trozos de cuero sobre el lomo del caballo, para que sirviera de amortiguación
y evitar el roce directo con el animal, especialmente en viajes, cabalgatas o batallas.
Con el tiempo, estos simples paños de cuero se fabricaron mucho más
elaborados, y ya en el año 700 aC, los guerreros asirios cabalgaban en monturas
mejoradas e incluso decoradas. En lo que hoy es Siberia, para el 500 aC, ya se
usaban monturas acolchadas que combinaban diferentes materiales. Para el 200 aC,
en Asia surge la montura con marco de madera, distribuyendo mejor el peso del
jinete sobre el caballo. O sea, estamos hablando de un arte literalmente
milenario.
Aparte de las monturas y todos los accesorios ecuestres, como fustas y
estribos, en los locales de talabartería podemos encontrar: carteras, porta
documentos, correas para relojes, monederos, cartucheras, lazos, cinturones,
calzado y vestimentas típicas.
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