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Rey de Socos

viernes, 6 de mayo de 2011

CUASIMODO



Celebración religiosa católica única en el mundo, realizada, principalmente, en localidades del valle central de Chile, desde el siglo XIV, cada primer domingo siguiente a la Pascua. 
El Beato Juan Pablo II durante su visita al país, en 1987, la declaró como "verdadero tesoro del pueblo de Dios".
El Concilio de Trento, celebrado por la iglesia, en Italia, entre 1545 y 1563, establece la conveniencia de comulgar, al menos, una vez al año. 
Cumpliendo con las directrices de la Iglesia, en Chile, en la Colonia, el Párroco sale, con toda su indumentaria y accesorios de oro y plata, en un carruaje, distribuyendo la comunión a los lugareños enfermos que no habían podido asistir a los actos de Semana Santa.
Durante el período de la Patria Nueva, bandidos asaltan la comitiva sin respetar al Clérigo, a quien roban el cáliz, la patena y todo lo que fuera de valor. 
Para evitar que estos hechos se repitan, surgen, entre los fieles del pueblo, acompañantes armados, a caballo, que escoltan al Prelado como medida preventiva. 
Popularmente, a este acto, también se le llama “correr a Cristo”
"Cuasimodo" proviene de las dos primeras palabras de la antífona de entrada de la misa del segundo domingo de Pascua: 
"Quasi modo géniti infantes...del latín: "Como niños recién nacidos, busquen con ansia la leche pura del espíritu, para que por medio de ella crezcan y tengan Salvación, ya que han gustado la bondad del Señor". 
Los griegos la llamaban Dominica nova, en razón a la vida nueva que debían empezar los bautizados en la Pascua, quienes recibían en la ceremonia una vestimenta blanca, como símbolo de pureza y que hoy en día se sustituye por un paño blanco de lino que envuelve la cabeza de la criatura. 
Estas vestiduras las usaban los ocho días que median entre el Sábado Santo y el primer Domingo de Pascua, día en que las dejaban en la sacristía del templo, por cuya razón se llama también Dominica in albis.
Los cuasimodistas se acicalan tal como los neo bautizados: reemplazaron el sombrero de huaso por un paño blanco que cubre su cabeza, y visten, además, la Esclavina, una capa blanca con bordes amarillos, que deriva del Alba y la Casulla, vestimenta de los Prelados, que, en este caso, es más corta, sustituyendo al poncho y es bordada o pintada con motivos eucarísticos.
Esta no es sólo una original festividad religiosa con características folclóricas; es el gran día del huaso chileno del valle central. 
Para ellos, la llegada de la significativa fecha tiene una larga preparación, que se inicia con meses de anticipación, repasando los arreos, diseñando la decoración que adornará el caballo, el carruaje o la bicicleta: cintas, flores, telas, y preparando las banderas de Chile y del Vaticano que llenarán de colorido la comparsa.
Se estima que esta forma de expresión de fe popular es una herencia colonial, aunque no existen crónicas de esos años. 
Es una fiesta en la que se unen la fe y la historia de un pueblo que cabalga al encuentro con Cristo. Esta colorida expresión de la fe de nuestro pueblo es celebrada en las Comunas de: Arica, Alto Hospicio, La Chimba, Ovalle, Cerro Navia, Colina, Curacaví, Huechuraba, Isla de Maipo, La Florida, Maipú, Melipilla, Padre Hurtado, Peñaflor, Quilicura, Lampa, Lo Barnechea, Quinta Normal, Renca y Talagante, entre otras.
Cuasimodo, siendo, propiamente, una fiesta, no tiene música. El sonido está en la campana que anuncia la llegada de Jesús Sacramentado; en las jaculatorias que pregonan los jinetes, como "Viva Cristo Rey", o en la oración que ha resonado, desde los inicios, por calles, caminos, valles o más allá de las montañas:

“Santo, Santo, Santo, Señor Dios del Universo, con amor y respeto te adoramos en el cuerpo y la sangre de tu Hijo Jesús nuestro hermano, presente en el pan y el vino. 
Ofrenda de nuestros campos y fruto del trabajo del hombre. 
Tu Hijo queremos llevar a los enfermos y necesitados porque Tú eres Señor el Dios de los humildes, el Dios de Abel el campesino, de Moisés el pastor, de José el carpintero, de María nuestra Madre. Ayúdanos a respetarnos como hermanos; que hagamos realidad tu Reino de justicia, paz y fraternidad. 
El cielo esté lleno de la majestad de tu gloria. 
La alegría y el amor siempre son tu compañía y compartirlo es nuestro regalo y misión. 
Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo”