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Rey de Socos

domingo, 1 de marzo de 2020

EL QUIJOTE

Estuvo ubicado en calle Arauco N° 291, esquina Paseo Peatonal Vicuña Mackenna, pleno centro de Ovalle, desde donde, imperativamente, ha tenido que mudarse.
Abre sus puertas como Restaurant-Fuente de Soda, en los 50’s, siendo su primer dueño don Luis Delanoé. Posteriormente, en los 60’s, es administrado, por casi treinta años, por el ciudadano español don José Requena Grome, “Pepillo”. Luego pasa a manos de don Marcelino Contreras y su mujer, la señora Gloria Reyes, “Chepita” y, por último, es adquirido por don Juan Barrera.
Desde sus inicios, ofrece almuerzos de casa, siendo, por décadas, el “Chupe de guatitas” el plato estrella. Paulatinamente, se suman al menú algunos extras: lomo, congrio, reineta, corvina, erizo y paila marina.
Con los años, adquiere una personalidad que se podría definir como una mixtura entre Resto-bar, folklor y bohemia. Porque allí no todo es comida y bebida, sino que también hay lugar para el canto, la poesía, lanzamiento de libros o, sencillamente, participar de una animada conversación disfrutando de una variedad de cervezas, vinos y licores. Siempre estuvo sobreentendido que allí no se podía hablar de política, religión o deporte; pero, inevitablemente, han sido los temas más recurrentes.
Sus paredes, recargadas de recuerdos, impresionan como una miscelánea entre barroco y kitsch: trofeos, fotografías antiguas, pinturas, grabados, afiches, variada artesanía y una colección de botellas, que le dan un carácter pintoresco, nostálgico y mítico. Se destaca, por supuesto, el ingenioso caballero de la Mancha y su inseparable escudero.
Luego de casi setenta años, el nuevo dueño de éste y otros locales aledaños, decide demoler, para emprender nuevos proyectos, por lo que El Quijote debe abandonar el lugar y es trasladado a calle Miguel Aguirre N° 400-500, entre Tangue e Independencia, hacia donde ha partido con su viejo letrero, mostrador, mesas, sillas y elementos decorativos, con la idea de continuar recibiendo a sus fieles parroquianos con la mística de tiempos pretéritos.