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Rey de Socos

miércoles, 4 de febrero de 2015

ESPECIES EN EXTINCIÓN (II)

Brasero
Por muchos años, fue la única forma de calefacción al interior de las casas. Generalmente, era de hojalata o fierro. Podía ser cuadrado, rectangular o circular y servía también para hacer hervir la tetera, calentar el pan, hacer churrascas y hasta mantener un plato de comida caliente. 
Era necesario encender el carbón fuera de la casa, por el peligro de las emanaciones de dióxido de carbono,  ayudado por el maricón (un tarro de conserva sin tapa ni base), que con su forma de cañón, mejoraba a la circulación del aire, lo que hacía que las brasas se encendieran más rápidamente.

Bacinica
Un recipiente en forma de taza, empleado para depositar necesidades fisiológicas básicas del ser humano. Solía situarse bajo la cama o la mesa de luz, para poder utilizarla de noche sin necesidad de ir al baño (que en el campo, estaba fuera de la casa). Eran fabricadas de cerámica, loza, hierro y diversas aleaciones. Hoy encontramos sólo de plástico, para ser utilizadas por niños  pequeños, que ya han dejado de usar pañal, para los cuales, el inodoro resulta ser muy grande, incómodo y peligroso. En Venezuela, se le llama «vaso de cama». En México y Chile se le llama «bacinica» o «nica», además de conocerse, popularmente, como «pelela».

Vianda
Según la RAE, vianda es “una ración de comida”, pero en nuestro país, se le llama así al envase, fabricado antiguamente de peltre, loza o aluminio y constituido por tres o cuatro compartimientos unidos por un sujetador, en el que se transportaba comida fría o caliente. Hoy se puede encontrar una gran variedad de loncheros de plástico o vidrio (tapers), e incluso, térmicos. A pesar de que los materiales han cambiado y también la forma de los mismos, el término pasó a generalizar los recipientes donde se transporta comida  en pequeñas porciones.

Plancha a carbón
Las primeras planchas eran de hierro macizo y se calentaban directamente sobre el fuego del brasero. Era común que se utilizaran dos planchas, mientras que con una se iba realizando la tarea, la otra permanecía en el fuego calentándose.
Luego aparecieron las planchas a carbón, cajas metálicas de hierro, que se cargaban directamente con el carbón encendido, con algunos agujeros para que pudiera salir el humo. En la parte superior poseían un mango de madera, para prevenir quemaduras y poder desplazarla sobre la ropa.

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