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Rey de Socos

martes, 22 de octubre de 2013

TRILLA

Mucho antes que a nuestros campos llegaran las máquinas segadoras, que lo hacen todo, desde cortar las gavillas hasta expulsar el grano ensacado, la cosecha del trigo se realizaba artesanalmente.
Era la trilla a yegua suelta, una actividad colectiva de tradición campesina, heredada de los españoles, y ellos a su vez, de los egipcios e italianos. 
Se trata de caballos y yeguas que corren en círculo pisoteando gavillas, las que previamente han sido cortadas a mano, con la ayuda de una hoz (echona, en el campo).
Lo primero que se hace es preparar la era, un círculo en el cual se deposita tierra arcillosa y agua, mediante el barro, se aprisiona, dejándola lo más horizontal posible. La última etapa consiste en pasear por la era un rebaño de cabras, para dejarla como un pavimento (esta técnica, llamada "a pata de cabra", era usada en la antigua roma para dejar las calles como un eterno asfaltado). Se coloca un alambrado, para proteger el perímetro y ya estaría preparado para el evento.
Luego viene la recolección de las gavillas, que se colocan en el centro de la era, lo que se llama parva. Los arqueteros comienzan a ubicar las gavillas en el borde y es el momento en que entran las yeguas y caballos a pisarlos, primero en un sentido, y luego en el otro. Están los corredores, quienes se encargan de azuzar a los equinos con sus característicos gritos.
Es una fiesta que reúne a patrones, campesinos y pueblo en general. Se realiza en los meses de verano y es amenizado, además, por grupos folklóricos, de baile y las infaltables comidas típicas, carnes asadas, ensaladas chilenas, pan amasado, vinos y el alma de toda fiesta chilena: la emblemática empanada, aflorando de nuevo todos esos ricos aromas a campo y los productos de la tierra, que van coronados por el sol que los madura. Además hay un sinnúmero de competencias, como: carreras de galgos, el palo encebado, el chancho enjabonado y otros.
No puede faltar el mote, trigo que se cuece con ceniza, la que le da un tenue color verdoso, que luego se enfría, para disfrutar de un delicioso, frío y nutritivo mote con huesillos, postre típico de nuestra tierra.
La operación final, es aventar la paja para ensacar el grano, pues se almacenará por separado en la parte superior de las cuadras para usarlos como forraje y cama del ganado
En la actualidad, la trilla se mantiene en algunos rincones del país, pero sólo como una especie de espectáculo para atraer turistas y no se ejecuta, necesariamente, como un proceso de producción, que aseguraba el sustento para las familias todo el año. Un proceso que habla de un acto de separar la semilla, que se transformará en pan y luego en el goce de una familia en torno a una mesa.
La trilla es, sin duda alguna, un patrimonio intangible, que forma parte de los cimientos más importantes de una nación, porque está en los genes de cada uno de nosotros.
"Vuelta yegua, vuelta trigo, agua pa' los animales y chicha pa' los amigos"

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