“Sentado frente al mar, mil besos yo le di, después le dije adiós, todo termina aquí y ella me dijo así: abrázame y verás, que el mundo es de los dos, salgamos a correr, busquemos el ayer, que nos hizo feliz: Guanaqueeeros, Guanaqueeros, me alejé de ti, sin saber porqué, y yo la dejé sola frente al mar, bajo el cielo azul de Guanaaaco…”
Así rezaba una adaptada canción de Los Iracundos, que cantábamos, en los 70s, con guitarreo y a coro, quemando un neumático viejo, en las animadas fogatas de las frías noches veraniegas, en la limpia playa de nuestro querido balneario.
A Guanaqueros se llega por la carretera panamericana, saliendo por La Chimba, pasando por Socos, Quebrada Seca y otros pequeños poblados; para tomar el camino de acceso, que hace unos años, era de tierra, motivo por el cual, siempre llegábamos empolvados como berlines y escupiendo un adobe.
Es una pequeña caleta de pescadores, que se extiende sobre el borde oriental de los deslindes del Cerro Guanaqueros, dando sus casas en dirección norte al océano pacífico. Posee una bahía de 17 Km. que incluye los balnearios de Las Mostazas, Morrillos, Las Tacas y Totoralillo.
Según el censo del año 2002 cuenta con 1.395 habitantes.
Sus primeros lugareños fueron los Diaguita, quienes explotaron con medios artesanales los recursos pesqueros y cupríferos que dispone la localidad.
El agua es de una temperatura ideal, tibia, con una arena blanca y limpia de contaminantes.
Es un lugar que conserva la tranquilidad, sencillez y encanto de un pueblo rural.
El restaurante “El pequeño” ha sido, por años, el más popular, tanto como el local del suizo, que tiene los únicos juegos de billar, taca-tacas y otros electrónicos.
Si hay algo característico es el “Camping”, que año a año se llenaba de argentinos (cuando tenían el dólar 1=1), principalmente, cuyanos de las provincias de San Juan, Mendoza y San Luis, a quienes les resulta más sencillo y económico venir a nuestro país, que alcanzar a Mar del Plata, Santa Teresita, La Salada, Miramar, Bahía Blanca u otras playas de la costa atlántica. “Mirá, que barato, che…”
Nuestros días de playa transcurrían con lentitud, disfrutábamos del pescado fresco recién comprado en el muelle, nos exponíamos como ranas al sol, para quedar como zulú, y luego comenzar a despellejarnos como serpientes. Al bañarnos, siempre era posible sentir, en los pies, las picadas de las jaibas y las machas que estaban a flor de arena.
Guardo en mi memoria varias escenas inolvidables: las gorditas y gorditos, que todos los días, frente al camping, sudaban con ejercicios matinales con la ilusión de bajar la pancita.
Luego, a media mañana, la llegada de los veraneantes con sus equipos de radio ensordecedores, el despliegue de toallas gigantes y de quitasoles multicolores (todos made in Taiwán), los pedantes de siempre que se instalan a jugar a las paletas justo frente a los que queremos leer tranquilos, los gritos de los cabros de porquería: “Mamá, mírame, me voy a tirar un piquero”, el espectáculo que brindan los pelícanos cuando se lanzan en picada y el canto de las gaviotas armonizado con el ruido de las olas.
El maní tostado y confitado, los cuchuflí, el pan de nata, las palmeras, el vendedor de diarios, los chocolitos y de piña son los loly-pop, para la sed y el calor y la novedad del año para los regalones, son algunas de las típicas ofertas veraniegas.
Nunca olvidaré las peticiones mutuas para embadurnarnos la espalda con bronceador y al bullicioso grupo que agarra a la amiga fome, que no se quiere meter al agua y es lanzada al mar estrepitosamente, con chinita incluida. Todos, protagonistas y espectadores, muertos de la risa.
Guanaqueros tiene el encanto de un clásico balneario de clase media, en donde lo más importante está en disfrutar de playa, cielo, sol y amor, en compañía de la gente que queremos.
A la memoria de don Fritz Willy Linderman (El suizo), quien llegó a ser un auténtico guanaquerense, dándole al pueblo un perfil característico con su famosa torre.
Así rezaba una adaptada canción de Los Iracundos, que cantábamos, en los 70s, con guitarreo y a coro, quemando un neumático viejo, en las animadas fogatas de las frías noches veraniegas, en la limpia playa de nuestro querido balneario.
A Guanaqueros se llega por la carretera panamericana, saliendo por La Chimba, pasando por Socos, Quebrada Seca y otros pequeños poblados; para tomar el camino de acceso, que hace unos años, era de tierra, motivo por el cual, siempre llegábamos empolvados como berlines y escupiendo un adobe.
Es una pequeña caleta de pescadores, que se extiende sobre el borde oriental de los deslindes del Cerro Guanaqueros, dando sus casas en dirección norte al océano pacífico. Posee una bahía de 17 Km. que incluye los balnearios de Las Mostazas, Morrillos, Las Tacas y Totoralillo.
Según el censo del año 2002 cuenta con 1.395 habitantes.
Sus primeros lugareños fueron los Diaguita, quienes explotaron con medios artesanales los recursos pesqueros y cupríferos que dispone la localidad.
El agua es de una temperatura ideal, tibia, con una arena blanca y limpia de contaminantes.
Es un lugar que conserva la tranquilidad, sencillez y encanto de un pueblo rural.
El restaurante “El pequeño” ha sido, por años, el más popular, tanto como el local del suizo, que tiene los únicos juegos de billar, taca-tacas y otros electrónicos.
Si hay algo característico es el “Camping”, que año a año se llenaba de argentinos (cuando tenían el dólar 1=1), principalmente, cuyanos de las provincias de San Juan, Mendoza y San Luis, a quienes les resulta más sencillo y económico venir a nuestro país, que alcanzar a Mar del Plata, Santa Teresita, La Salada, Miramar, Bahía Blanca u otras playas de la costa atlántica. “Mirá, que barato, che…”
Nuestros días de playa transcurrían con lentitud, disfrutábamos del pescado fresco recién comprado en el muelle, nos exponíamos como ranas al sol, para quedar como zulú, y luego comenzar a despellejarnos como serpientes. Al bañarnos, siempre era posible sentir, en los pies, las picadas de las jaibas y las machas que estaban a flor de arena.
Guardo en mi memoria varias escenas inolvidables: las gorditas y gorditos, que todos los días, frente al camping, sudaban con ejercicios matinales con la ilusión de bajar la pancita.
Luego, a media mañana, la llegada de los veraneantes con sus equipos de radio ensordecedores, el despliegue de toallas gigantes y de quitasoles multicolores (todos made in Taiwán), los pedantes de siempre que se instalan a jugar a las paletas justo frente a los que queremos leer tranquilos, los gritos de los cabros de porquería: “Mamá, mírame, me voy a tirar un piquero”, el espectáculo que brindan los pelícanos cuando se lanzan en picada y el canto de las gaviotas armonizado con el ruido de las olas.
El maní tostado y confitado, los cuchuflí, el pan de nata, las palmeras, el vendedor de diarios, los chocolitos y de piña son los loly-pop, para la sed y el calor y la novedad del año para los regalones, son algunas de las típicas ofertas veraniegas.
Nunca olvidaré las peticiones mutuas para embadurnarnos la espalda con bronceador y al bullicioso grupo que agarra a la amiga fome, que no se quiere meter al agua y es lanzada al mar estrepitosamente, con chinita incluida. Todos, protagonistas y espectadores, muertos de la risa.
Guanaqueros tiene el encanto de un clásico balneario de clase media, en donde lo más importante está en disfrutar de playa, cielo, sol y amor, en compañía de la gente que queremos.
A la memoria de don Fritz Willy Linderman (El suizo), quien llegó a ser un auténtico guanaquerense, dándole al pueblo un perfil característico con su famosa torre.
4 comentarios:
our friend,diann M moved there in september of 2005 to be with her daughter who works in the area.
we are concerned about her well being.
if your listening have her or you log on with information -log on to:
http://glenndeavour.com/
Dear Friends,
I have visited the website and with great pleasure I read the English text, which has left me favorably impressed, because through the website, the resort of my people be known throughout the world. Thanks for translating the text into English. I have been honored, really.
Queridos amigos:
He visitado la página de Internet y con mucho agrado he leído el texto en Inglés, lo que me ha dejado positivamente impresionado, porque mediante el sitio web, el balneario de mi gente será conocido por todo el mundo. Gracias por haber traducido el texto al inglés. Me han honrado, de verdad.
Hola, soy Jovi, de Ovalle, si eres Diaguita lo conocerás, en la cuarta región de Chile, te escribo por que mañana se celebra el día 1º de Mayo en la población Limarí, y este es el escenario más popular y netamente diaguita, que conozco...te mandaré fotos del evento.
HOLA JAVI:
Espero esas fotos. Gracias por postear. Memo
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